La propuesta arquitectónica parte de reacondicionar la antigua fábrica cerámica de Can Carreres y dar un nuevo uso a varias construcciones preexistentes dentro del sector de la fábrica. El proyecto aprovecha parte de la nave oeste y las tres naves donde se ubicaba el horno túnel y la producción de cerámica.
El proyecto profundiza en la definición del entorno inmediato del sector, la determinación de una propuesta de biblioteca central con uno de programa variado que dé respuesta a las nuevas necesidades sociales y culturales de la ciudad.
Por el que hace la materialidad, tanto los interiores como las fachadas exteriores profundizan en la relación de la cerámica, como elemento representativo del carácter originario del espacio, con la madera, interpretada como una nueva manera de proyectar y construir los espacios. La planta baja del conjunto será en buena medida de la cerámica de los muros originales de la fábrica (excepto la planta baja del edificio de nueva construcción, que será de madera), mientras que todos los cierres de la planta piso serán de vidrio y madera. De este modo se enfatizará el contraste entre el existente, representado con la cerámica, y la obra nueva, representada por la estructura y los cerramientos de madera.